martes, 9 de noviembre de 2010

DÍA 54

Y aunque costó, nos levantamos para dirigirnos a Tívoli. Se trata de un pequeño pueblo cercano a Roma, donde los antiguos romanos tenían enormes villas vacaciones... algo así como el Benidorm de los romanos (como me dijo Rocío... ella tiene el Copyright) o más apropiado el Marino D´or. Desayunamos por el pueblecito, que la verdad que no tiene de na, y leugo fuimos a Villa Adriano (la villa más importante) y superchuli. Queda poco en pie, y más se trata de un parque para dar un paseíto y poco más, pero tiene mucho encanto. Queriamos comer por la zona, o algún pueblo cercano, pero nada nos llamaba la atención. Y así, entre conduciendo él, y desesperándome en mis labores de copiloto desastre yo, llegamos a Roma para comer en San Giovanni (pasta y pizza of course... ni se te meta en la cabeza que peuda haber otra cosa por estos lares) Y el resto de la tarde estuvinmos dando una vuelta por Roma (siento repetirlo una y otra vez, pero los coches en Roma no tienen nada bueno: calles cortadas, peatones valientes, coches suicidas, ni un sitio para aparcar...): Fontana di Trevi, Piazza Spagna, Via Condotti (y entramos en las tiendas! Ole!), Via del Corso... Y por la noche (es una forma de hablar poruqe a las 5 ya es noche cerrada aquí), y previa lucha con el GPS a cenar, y disfrutar del encanto del Trastevere con una cervecita, una buena cena y en buena compañía (aunque tengamos puntos de vista tan diferentes en tantas cosas, y se habrán tantos debates en un día)! Qué mas se puede se puede pedir!
Pues un viajecito ¿no? Ese era el plan para el día siguiete: Nápoles y Pompeya. Asi que vuelta a casita y a dormir!

PD: Ays... que Adriano que soy...

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